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Unieron Alaska con Ushuaia en bici, y de paso por Gálvez, nos contaron su historia

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Cruz Scardellato es oriundo de Teodelina, al S de Santa Fe, y su pareja, Caren Perezón, es del N de la provincia, de Avellaneda, y hoy cumplen 7 años de estar en viaje por América. «Venimos viajando desde Alaska… La idea era unir Alaska con Ushuaia, que es un proyecto que concluyó en enero de este año y ahora estamos volviendo y vamos a ir hacia el Norte para realizar los países que nos quedaron pendientes: Paraguay, Brasil, Venezuela y las Guyanas».

Todo nació porque «siempre nos gustó viajar», sostuvo Cruz, pero siempre «lo hacíamos por tiempo limitado, después que eran vacaciones, pero siempre nos quedaba pendiente hacerlo de otra forma, más lenta, que nos permita conocer lo que es la cultura, compartir más tiempo con la gente y dijimos por qué no hacerlo en bicicleta, lo que consideramos como un medio de transporte lento y a su vez económico y ecológico».

Hoy, su viaje se transformó en su forma de vida. «Es muy lejano a una vacación permanente que es lo que por ahí mucha gente piensa que es… Inclusive hasta tenemos rutinas -detalló Caren-, es la vida como la de todos, solamente que en movimiento y cambiando de escenario constantemente. Los días de bici -porque también paramos bastante a conocer o a estar en un lugar o a descansar-intentamos madrugar, nos levantamos, desarmamos la carpa y la ponemos a secar porque mayormente está condensada, hacemos el desayuno y tipo 9 de la mañana ya estamos en la ruta. Preparamos antes de salir alguna comida para el mediodía y nuestros snacks, que pueden ser una fruta o galletitas, y pedaleamos bastante. No paramos demasiado el día de ruta, estamos 8 o 9 horas en la ruta, y siempre antes de salir miramos el mapa y decimos ‘Bueno, hoy llegamos hasta acá’ teniendo en cuenta la geografía, el viento y lo que haya en el camino, y antes de que oscurezca siempre llegamos a buscar un lugar donde dormirse, un lugar para acampar, o un lugar público si hay lluvia o viento».

Con buen clima y geografía, la pareja pedalea entre 70 u 80 kilómetros, «en los Andes hemos llegado a 20 o 30 kilómetros, con viento en contra 30-40, y con viento a favor, tuvimos el récord en la Patagonia que fueron 196, entonces es bien variable. Partieron desde Anchorage (Alaska), hacia donde viajaron en avión. «La planificación inicial fue necesaria obviamente porque países como Canadá y Estados Unidos suponen planificación por el tiempo de permanencia que teníamos y teniendo en cuenta también las estaciones allá, el invierno que es muy crudo y nosotros con muy poca experiencia en cicloviaje», recordaron, pero luego, «una vez que entramos a México, ya dejamos lugar más a la improvisación, que en sí es lo que más nos gusta de este viaje… En Latinoamérica nos sentimos un poco más libres, quizás por la idiosincrasia de los países latinoamericanos…».

Al mismo tiempo, a la vez que viajar, «siempre fuimos trabajando en el camino, y aprovechando el tema del trabajo remoto, lo ha hecho todo mucho más fácil, más que nada con el diseño gráfico y fotografía, por lo que siempre estuvimos trabajando y generando los recursos en movimiento».

«México es un país que nos gustó mucho, pero todos tienen cosas hermosas, la verdad que volveríamos a todos ellos», comentaron sobre un país que preferían, para luego destacar el recorrido que realizaron por el nuestro, al que entraron por La Quiaca. «La verdad es que fue después de la pandemia, donde habíamos estado en Ecuador, medio varados, donde no podíamos salir… Llegar a Argentina fue un alivio tremendo, Cruz lloró cuando llegamos», recuerda Caren, «y desde La Quiaca recorrimos la ruta 40 que en realidad era el origen de este viaje, porque la idea inicial era hacer la ruta 40 y lo dejamos como la frutilla del postre, y una vez que llegamos al kilómetro cero, que queda en Cabo Vírgenes, al sur de Río Gallegos, ahí nos volvimos a la capital de Santa Cruz y fuimos para la isla de Tierra del Fuego y ahí concluimos este viaje de Alaska a Ushuaia, que fue en enero de este año».

Sin embargo, lejos de volver a casa definitivamente, «en Neuquén nos habíamos planteado qué hacemos una vez que llegábamos a Ushuaia… Decidimos que íbamos a volver a la provincia de Santa Fe, de donde somos, en bicicleta, por eso ahora estamos acá, pero la idea es seguir a hacer esos países que nos quedaron pendientes de Sudamérica a raíz más que nada de la pandemia, cuando tuvimos que decidir tomar un camino más corto».

A la hora de analizar las rutas, relataron que «en Estados Unidos, Canadá, México, bastante bien. En Estados Unidos y Canadá se respeta mucho al ciclista, porque básicamente hay multas muy altas por no hacerlo. En Centroamérica, un poco y un poco, pero bastante bien. Y en Colombia y Ecuador hemos encontrado el mayor respeto al ciclista, ahí lo podés encontrar a Nairo Quintana, a Egan Bernal o a Richard Carapaz (ciclistas de proyección internacional) en las rutas junto con vos, así que es increíble… Y la decepción para nosotros fue Perú, con rutas que están muy mal, más allá de la de la costa que tal vez está bien, pero por donde fuimos nosotros, por los Andes, estaban terribles y hay muy poco respeto, hasta llegó un momento en nos daba miedo. En Bolivia fue bastante tranquilo y en Argentina hemos encontrado el trayecto bastante bien, con muchas rutas deterioradas sí, pero el respeto al ciclista nos ha sorprendido para bien».

«Éste es un viaje así es más mental que físico -remarcaron-, entonces la perseverancia y la paciencia fueron capacidades que fuimos desarrollando, en tanto que la pareja se afianzó más allá de que tenemos peleas como cualquiera, quizás el beneficio de andar en bicicleta cuando uno discute es que uno frena, se separa y se termina la discusión (risas), pero estamos 24-7 juntos, así que aprendés a ceder un poco, más de lo común».

Hoy, los viajeros están parando en la casa de la familia Robatta, en nuestra ciudad. «Gálvez era una de las rutas para ir hacia el norte de Santa Fe, estamos yendo a Ceres, donde está la familia de Cruz. Hugo trabajaba con mi papá en Santa Fe, de hecho siempre digo que el día tal vez más difícil de mi vida, Hugo junto con otra persona estuvo acompañándonos a mi mamá y a mí, siempre estábamos en contacto con ellos porque nos acompañan atrás de las redes, y felizmente pudimos llegar y compartir un poco y conocer Gálvez», comentó Caren, para concluir que lo más lindo del viaje «es esto, la gente… Más allá que hemos estado en un montón de lugares hermosos que siempre habíamos querido conocer, lo que más recordamos y lo que siempre va a estar con nosotros son las relaciones que hemos cosechado durante todo este tiempo, y el saber que en todo el continente tenemos amigos y casas adonde llegar, y eso es impagable».

 

PARA CONOCER MÁS DEL VIAJE DE CAREN Y CRUZ; PODÉS ENCONTRARLOS EN LAS REDES O EN SU CANAL DE YOUTUBE «VIVIENDO EL CAMINO».

 

 

 

 

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