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José Montesano: «Reunir a deportistas y profesionales en un club y poder escucharlos, es una idea que hay que acompañar»

José Montesano: «Reunir a deportistas y profesionales en un club y poder escucharlos, es una idea que hay que acompañar»
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Quien mire básquet o voley por TV, no puede desconocer al periodista José Montesano y su estilo, con frases que quedarán en la historia como «las manos de todos los pibes arriba», los apodos a jugadores o los cantitos para festejar triunfos de nuestra selección. Y este fin de semana, Gálvez tuvo el placer de tenerlo acá, moderando las charlas de Andrés Nocioni y de Alejandro Spajic, hablando de básquet y de voleibol respectivamente.

«Me parece una buena idea acercar la palabra de deportistas y de profesionales de experiencia y reunirlos en dos días en un club. Y que los padres y los chicos escuchen. A veces no es tan frecuente y son ideas que hay que apoyarlas y que hay que acompañarlas y apostar a que sigan creciendo«, entendió sobre la actividad del finde, «con Chapu siempre es un placer charlar por toda su trayectoria y su recorrido, pero hablamos no solamente del juego desde el básquet, sino desde la experiencia, desde la diferencia de jugar en el básquet argentino a la NBA. Y habiendo sido parte de la Generación Dorada, un equipo que yo siempre digo que nos enseñó a todos, ¿no? Fue un crecimiento en el cual por ahí ni siquiera nosotros, los periodistas, estábamos preparados para acompañar ese crecimiento y sin duda Chapu es uno de los integrantes, a mi criterio, del mejor equipo deportivo que ha tenido la Argentina en cualquier disciplina«. La Generación Dorada «fue la mejor no solamente por lo que dio adentro a la cancha, que ha sido todo: subcampeón del mundo en 2002, medalla dorada en 2004, medalla de bronce en 2008, sino básicamente por lo que dejó en valores, y como enseñanza, un legado que en otros deportes es poco probable de ver. Y después de 20 años, sigue perdurando justamente por eso, ¿no? Por el altruismo, el dejar lo individual sobre lo colectivo, la disciplina, el trabajo en equipo. Ellos marcaron un camino que sirvió, y que a mi criterio, fue poco acompañado por momentos, por los periodistas, los dirigentes, la gente, todos en general».

  • Vos estuviste en ese proceso de la Generación Dorada. ¿Cómo fue, como periodista, trabajar ahí y acompañarlos?
  • Y yo digo que me enseñaron. Cuando a mí me preguntan quiénes fueron mis grandes maestros, tengo gente que me ha enseñado, que me ha formado como el querido Miguel Romano, que me ayudó mucho en el básquet, pero estos chicos sin duda que a mí me enseñaron y me formaron y me ayudaron y me exigieron a ser mejor. Y además, el tener un vínculo que no es de amigos pero sí que es de ser humano, porque en definitiva el deportista es como yo, nada más que hace otra tarea. Yo soy periodista y ellos hacen deporte, pero en definitiva en el día a día tenemos los mismos problemas. Y bueno, a veces para los periodistas es difícil entender que el deportista puede tener un mal día, que puede tener un hijo enfermo, que puede tener su esposa con un embarazo, que le pasó algo en su casa y que el tipo ese día no anduvo. Hay que entender esa parte también del deportista, la cabeza del deportista. Yo trato de luchar mucho por eso, ¿no? Y también trato de luchar mucho en los mensajes que dejan los deportistas. Porque me parece que para la sociedad el deportista todavía sigue siendo un ser sano, puro, creíble. En una sociedad donde cada vez creemos menos en el de al lado, el deportista sigue teniendo esa imagen de que laburando en equipo puede lograr cosas.
  • Estuviste en Gálvez hablando de básquet y de voley… ¿Por qué te dedicaste a esos deportes y no al fútbol?
  • Hice fútbol en un momento, y creo que de los tres deportes que yo puedo llegar a relatar, el fútbol -ahora hace mucho que no lo hago- era el que peor hacía. Soy muy autoexigente conmigo mismo. Y también porque me di cuenta que tanto en el básquet como en el voley recibí cosas únicas y maravillosas, como es mucho amor de parte de los protagonistas, de los familiares, de la gente. Para mí éso es lo que me alimenta en el día a día: el amor de los protagonistas, de los técnicos, de la gente. Y en el fútbol seguramente me va a pasar todo lo contrario y no quiero vivir esa situación, es un deporte con otras problemáticas, más difícil de tratar, a veces más difícil de decir las verdades. Hoy estoy en un lugar donde me siento muy bien y donde no hay diferencia, digo, entre el Chapu y un pibe que empieza a jugar en Ceci, para mí son todos iguales y les dedico el mismo tiempo. Y los vínculos y las relaciones también se dan de otra manera.
  • Sos reconocido por los apodos y por las frases que creás, ¿cuándo nació «Las Manos de Todos los Pibes Arriba»?
  • No sé bien cuándo nació… Yo soy de Olavarría, una ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires y relataba y siempre me gustaba meterle sobrenombres a los jugadores, como que lo de los apodos siempre me gustó.  Y frases como «Las Manos de Todos los Pibes Arriba», por ahí he tirado 40 más y ninguna pegó, y esa pegó y estuvo bien, quedó instalada en la gente y eso también está bueno. Para uno como relator, que la gente tome frases de uno, está bueno. Y en el caso del voley, yo creo que salieron muchas a partir de que no hay un extenso vocabulario para este deporte, el bloqueo es el bloqueo, el ataque es el ataque, el saque es el saque, la recepción es la recepción y la defensa es la defensa. Entonces yo todo el tiempo jugaba con estas cuatro palabras pero luego traté de encontrar la vuelta para hacer algo más dinámico, divertido y no tan reiterativo.
  • Y hacés una muy buen dupla con Hugo Conte, cómo lo considerás?
  • Y Hugo es un maestro, ¿no? Yo al Chapu, más allá de quererlo, de tener buena onda, es un tipo que admiro. Bueno, con Hugo me pasa exactamente lo mismo. Es un tipo que trascendió más allá del deporte que hizo, y llevar 12 años trabajando con él, sin dudas que es un privilegio. También aprendo, él aprende de mí. Creo que hicimos una buena dupla. Yo estoy re feliz con la dupla que hacemos porque la pasamos muy bien también entre nosotros, y es una dupla que básicamente se edificó a partir de la confianza. Esa confianza que puede tener y que debe tener cualquiera en un lugar de trabajo. Nosotros lo logramos con el voley, nos divertimos y la pasamos bien. Nos ha tocado vivir un momento único como fueron los Juegos Olímpicos de Tokio, en un momento único para la humanidad, lamentablemente, ¿no? En pleno COVID, todos con gente, familiares, amigos, conocidos que fallecían o que la estaban pasando mal. Nosotros fuimos ese vínculo entre la gente que la pasaba mal y los jugadores que estaban solos en Tokio y pudimos transmitir un momento único e irrepetible como fue la medalla de bronce, ¿no? Y a partir de eso también para nosotros fue satisfactorio y trascendental».

 

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