«Hay perros que llegan tan rotos a Reserva, que una caricia para ellos es un maltrato, porque nunca recibieron otra cosa»

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Reserva Canina y Emanuel Kenig llevan adelante una tarea de desensibilización en perros rescatados que no sociabilizan. El objetivo: que esta técnica los acerque a los humanos y así, puedan ser adoptados y tener también una familia. 

 

Desde Reserva Canina, junto al educador canino Emanuel Kenig, comenzaron hace un tiempo a llevar adelante una tarea de desensibilización en perros, un proceso mediante el que se procura vencer la sensibilidad que el animal tiene a un estímulo que le causa miedo o estrés. «En Reserva teníamos la problemática desde siempre que no podíamos solucionar y es el hecho de que en muchos casos se hacen rescates de animales que no sociabilizan con la gente y que por ende, quedan eternamente en el refugio… Hoy tenemos cuatro perras que es imposible dar en adopción porque le temen al humano por lo que han padecido por tanto tiempo, que no podemos ni tocarlas», explicó María Fernando Balbo, colaboradora de la institución, «una intenta morder, las demás se orinan o se estresan, se les cae el pelo, lo que tiene explicación no desde lo biológico pero sí de lo psicológico».

«Nosotros habíamos escuchado pero no sabíamos que en Gálvez había una persona especialista en esta cuestión, hasta que Emanuel empezó a ir a pelar perros a nuestro lugar, y empezamos a hablar sobre esto y surgió esta alternativa de aplicar en los animales de Reserva esta técnica», añadió. «Así empezamos con una perra que rescatamos de un campo, maltratada, porque todo lo que manifiesta es terror a la gente», sostuvo «Nany», de forma que «PAPAYA» (tal el nombre del animal) se fue a la casa de Emanuel, obteniendo resultados muy favorables (VER VIDEO ADJUNTO).

«El nombre real es desensibilización sistemática», relató Kenig, «es un mecanismo que consiste en mostrarle al perro, de forma muy gradual, que todo el entorno no lo quiere herir… Es enseñarle que si una persona se le acerca a acariciarlo, no es que le quiere pegar, sino a hacerle caricias. En el caso de Papaya, cualquier movimiento hacía que empiece a temblar o a hacerse pis, entonces el trabajo fue muy gradual, el tiempo no lo determina el humano sino el animal, y de a poquito le fuimos enseñando con distintas técnicas, que ella tiene todo un mundo por descubrir. Hay perros que llegan tan rotos que una caricia, para ellos es un maltrato porque nunca recibieron otra cosa».

Papaya reaccionaba temblando. Hay animales que por el contrario, intentan morder a quienes se les acercan: «Se actúa de la misma forma. Si te acercás y el animal tiene miedo, no te sigas acercando… Buscamos afianzar el vínculo con el perro sin inundarlo, esto puede durar dos, seis meses, o más… Hay momentos de meseta donde no tienen avances pero tampoco retroceden: esto es 100 por ciento paciencia».

«Nosotros queríamos dar a conocer esta técnica porque nosotros recibimos el malestar de la gente respecto al comportamiento de sus animales y en muchos casos, nos quieren dejar el perro en Reserva porque no se comporta como el dueño quiere… Esto es importante porque vendría a dar solución a tantos casos, no tan graves quizás como Papaya, pero que se van agravando con el tiempo», finalizó Balbo (consultas a RESERVA CANINA o a Emanuel, al teléfono 3404 – 633662).

 

 

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