El padre Cristian se despide de Gálvez: fue trasladado a la Parroquia de Marcelino Escalada
Estos días, son los últimos del padre Cristian Dutruel, vicario parroquial, en Gálvez. «Y se viven con añoranza de tener que dejar a esta comunidad que me recibió hace un año y tres meses, y que me recibió con mucho cariño, de manera muy linda, donde me sentí muy cómodo y acompañado por la comunidad galvense en general… Siempre los cambios cuestan un montón, porque uno se encariña y echa raíces en el lugar donde le toca estar», dijo el sacerdote a GálvezHOY, quien ya mudó sus pertenencias a su nuevo destino, «viviendo la ilusión y esperanza de este nuevo desafío que la Iglesia me pide«.
El padre Cristian tendrá como función administrar la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Marcelino Escalada, «un pueblo que queda a 250 km. hacia el Norte, pasando San Justo… Para mí es todo un cambio, no sólo de lugar sino de responsabilidad porque ya no voy como vicario, con la posibilidad de ser luego párroco del lugar, entonces es una misión nueva que uno espera que llegue, pero cuando llega, es como que caés en la cuenta de todo lo que significa». «Allá esperan a su sacerdote con mucha ilusión -añadió-, y vamos a ver qué nos aguarda en ese lugar», donde estuvo el pasado jueves, en que llevó la mayoría de sus pertenencias a Gobernador Crespo, comuna donde va a residir hasta que se terminen unos trabajos de refacción en la casa parroquial de Escalada.
En ese viaje pudo conocer Ramallón, «que es otro pueblito que me va a tocar atender», y trabajará también en Cacique Ariacaiquín.
Gálvez «también fue para mí un desafío, yo había estado 5 años en Santa Fe y no tenía experiencia en una parroquia del interior, fuera de la capital santafesina -si bien soy de Esperanza-… Acá me recibieron con los corazones dispuestos, algo que creo caracteriza a la sociedad galvense, que los feligreses recibien al sacerdote con mucho cariño, más allá de las dificultades que hay en todas las comunidades… Me llevo una experiencia muy enriquecedora, conocí algo distinto a lo que estaba acostumbrado, con otros pueblos a los que había que atender, con otro movimiento». De todos modos, «yo llegué en junio del año pasado, pudimos hacer algunas cosas pero luego vino la pandemia y nos cortó la vida, haciendo vivir al mundo de otra manera. Pero Dios quiso que sea así, y buscamos vivirlo de la mejor manera».
«Agradezco a la comunidad -se despidió- el cariño, la calidez, la cercanía, y les pido que reciban al nuevo sacerdote con el mismo cariño con el que me recibieron a mí: se trata del padre Federico Correa, viene de la Basílica de Guadalupe y está ordenado hace dos años. A los que son creyentes, no dejen de trabajar unidos y como nos pide Jesús, para hacer un mundo mejor, y a quienes quizá no participan de la vida de la Parroquia, trabajar también por una sociedad distinta, donde aprendamos a amarnos, a perdonarnos, a cerrar heridas«.