Teatro Marconi: la Comisión Directiva apela a la colaboración de la comunidad para continuar trabajando en su refacción
Desde el mes de octubre se hizo cargo la nueva comisión directiva de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos de Gálvez, que es propietaria del Teatro Marconi, haciéndose cargo «de un desafío muy grande y queremos mostrar a toda la comunidad la actualidad del edificio, porque esto no es nuestro, es de toda la comunidad. No es de una comisión ni de un partido político, es de todos, es el único teatro que tenemos y queremos sacarlo adelante», planteó su presidente Gustavo Galante, adelantando que en La Noche de Gálvez estarán mostrando imágenes a los vecinos: «Tomamos unas fotos para que se vea real, hicimos una rifa, vendemos los números a tres mil pesos y estaremos sorteando dos canastos navideños bien cargaditos, y después un montón de regalitos porque generosamente ha colaborado con nosotros la gente que tiene locales en nuestra ciudad».
Pero además del estado preocupante del teatro, Galante describió que «nos encontramos con una situación muy dura, porque arrancamos con una deuda de 12 millones de pesos, aproximadamente. Estamos haciendo las cosas como podemos, con la contribución de los socios», por lo que invitó a la comunidad «a asociarse a la institución para levantar el teatro».
Además recordaron: «Recibimos, por suerte, la ayuda y el compromiso de la exvicegobernadora Gisela Scaglia y nos dieron un Brigadier de 50 millones de pesos que hasta el momento no hemos podido cobrarlo porque no tenemos la subsistencia en regla. Falta documentación, no encontramos las escrituras, no encontramos los estatutos originales y por suerte todo eso se fue solucionando, y, aparentemente, en los próximos días ya estaríamos en condiciones de poder cobrarlo, lo que sería un paso importante. Y de ahí en más, tenemos que seguir juntando dinero, porque hay nuevas gestiones que se están haciendo».
La arq. Jorgelina Cardoso está trabajando en el desarrollo del proyecto para ir avanzando en la refacción del edificio y que pronto puedan abrir sus puertas y dar un servicio a los socios. De todas formas, describió que «las condiciones están bastante complicadas. Todo lo que es desagües pluviales se tienen que hacer nuevos. Vamos a empezar con baños de cero, pero también hay problemas estructurales que a raíz de todo este tiempo que estuvo cerrado y abandonado, se ensuciaron las cañerías, el agua no salía y fue perjudicando la estructura, generando una serie de de problemas por todos lados. Donde buscamos y vemos, hay problemas».
Y otro aspecto es el de los pisos del teatro, en los que hay que trabajar para su recuperación, pero «se va a empezar por la limpieza de las cañerías pluviales, para que puedan desagotar bien todos los techos y toda la parte pluvial, y después se va a seguir por los baños, que están imposibles de utilizar, como para que se pueda usar la sala de microcine, que es lo que está en mejor estado y se va a poder hacer algo como para que ingrese dinero. El resto de la sala es para otra etapa».
Desde la comisión estiman «el año que viene, al menos, poder utilizar la parte de esta pequeña sala de auditorio, porque para además nos falta bastante. Pensemos que en el teatro hay que trabajar piso, que el escenario también está todo apolillado, y que los pilares que sostienen el escenario están carcomidos o directamente no están».
Galante observó también que «más allá de que hace siete años que está cerrado, el deterioro ya venía de antes y el mantenimiento era muy poco por el tema del costo que tenía. Obviamente no estamos haciendo críticas de nada, simplemente es la realidad y desde ahora en más, veremos cómo vamos a poder ir haciendo».
Por último, Donato Moi, vicepresidente de la institución, remarcó: «Todo se centra en lo que dicen Gustavo y Jorgelina. Cuando encontrás un problema que no se puede solucionar por sí solo, hay que ir trabajando paso a paso. Y otro de los problemas que se van a suscitar, si es que no tenemos una solución con un estudio inmediato, lo hablábamos con la señora arquitecta recién, es la cuestión de la acústica. No se puede tocar porque la sala es grande, y hay que tocarla en base a un estudio que determinan los profesionales sobre cuáles son los mejores materiales para preservar la acústica muy buena que tiene esta sala y todo eso lleva demanda tiempo. Entonces, lo que queremos es que la comunidad nos interprete que no es una cuestión de demoras… Hay una realidad compleja de situaciones que se van encadenando y que nos van poniendo trabas de alguna manera… Puede haber buena voluntad, puede haber buena recepción de la gente, pero hay cosas materiales que no las podemos solucionar sólo con buena voluntad».




















