
Porque «una casa con perros, es un hogar completo»

Desde este viernes, y durante todos los viernes, vamos a contar una historia diferente… la de una de los tantos perris que en Reserva Canina esperan por el amor de una familia.
Nuestro gran deseo es que sean adoptados. Porque «una casa con perros, es un hogar completo».
TE LA CONTAMOS EN PRIMERA PERSONA (O EN PRIMER PERRITO). HOY; «CELESTE»:
«Me llamo Celeste. No sé cuántos días, meses, años han pasado desde que llegué aquí, pero sí sé que cada uno se siente igual. Me despierto en la misma jaula fría, la 67, con el mismo suelo duro y el mismo sentimiento de tristeza rondando en el aire.
Antes tenía una casa… bueno, creo que la tenía. Recuerdo unas manos que me acariciaban y una voz que a veces me llamaba por mi nombre. Pero un día, esas manos me subieron a un auto, me dejaron en la calle y nunca volvieron. Caminé mucho buscándolas, esperando verlas de nuevo, pero solo encontré hambre, miedo y el sonido de los vehículos que pasaban sin detenerse y soledad.
Me chocaron y quedé ahí, a un costado de la calle, herida y aturdida. A alguien le di lástima y llamaron a gente de la Reserva, me llevaron a la veterinaria, me vendaron la pata y me trajeron al refugio.
Acá hay otros como yo, así, abandonados… Algunos llevan más tiempo, otros menos, algunos llegan flacos y enfermos, otros sanos pero todos llegan tristes y asustados, con historias que no hace falta contarlas, se leen en nuestras miradas. Cuando un nuevo perro ingresa, todos nos ponemos de pie, y nos enojamos mucho, porque con cada nuevo refugiado perdemos otra oportunidad de irnos. Por eso, cuando alguien viene a adoptar, ladramos fuerte fuerte y movemos mucho la cola, esperando que nos elijan. Pero la mayoría de las veces sólo pasan de largo, nos miran con ojos tristes y siguen caminando: buscan cachorros.
A veces sueño con un hogar. Imagino una puerta que se abre para mí, y no para echarme. Imagino un lugar con una cama suave, donde una voz me llama con amor y unas manos me abrazan con ternura. Pero despierto y todo sigue igual.
No quiero pasar mi vida aquí. No quiero que mi historia termine en esta jaula. Sólo quiero una familia que me vea, que me ame, que me lleve a su casa. Porque todos merecemos un hogar… ¿verdad?».