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Destacados profesionales abordaron el rol del Estado en la salud

Destacados profesionales abordaron el rol del Estado en la salud
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En el edificio del DTC, este jueves en la tarde se llevó adelante el panel PENSAR LA SALUD: EL ROL DEL ESTADO, con la presencia de importantes personalidades que visitaron la ciudad: el dr. Armando Perichón -director del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos, CUDAIO-, la ps. Soledad Cottone -decana de la Facultad de Psicología de la UNR y el médico infectólogo y vicedecano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, Dr. Damián Lerman.

En la previa al encuentro, que fue organizado por ATE, UPCN, el Hospital SAMCo Gálvez y el Municipio, los disertantes hablaron con GálvezHOY sobre cuál es ese rol, de cara a las elecciones del próximo domingo 19.

 

«Argentina tiene una historia, tiene una tradición enorme, y tiene un respeto en el mundo con respecto a la transparencia y a la ética en cuanto a los trasplantes de órganos»

«A mí me tocó un área charlar sobre un área bastante conflictiva por los candidatos que tenemos en nuestro país, donde han tomado una posición que tanto el Incucai como el Cudaio como las 24 jurisdicciones hemos repudiado fuertemente porque la verdad es que, más allá de que es imposible hacerlo, porque hay leyes que no lo permiten bajo ningún punto de vista, esto abre una puerta muy peligrosa para la Argentina, que es el tráfico«, indicó Perichón (refiriéndose a las declaraciones del candidato de La Libertad Avanza Javier Milei sobre el sistema de donación de órganos). «En forma legal, hay un solo país que permite la venta de órganos y es Irán, y eso generó un problema en la Unión Europea, que en el año 2018 emitió un comunicado llamando la atención a muchos de los países que no copiaran este modelo legal de dar órganos entre vivos sin ningún tipo de control».

«Primero -continuó- dijeron algo que no era cierto: que había 300.000 muertes y que cómo podía ser que hubiera 7.000 personas que no hubieran recibido los órganos. Lo que se olvidaron es cómo se muere la gente. Para ser donante necesitás una unidad de terapia intensiva, necesitas un diagnóstico de muerte cerebral o muerte encefálica. Los 300.000 se mueren en la casa, en la calle o por otras enfermedades. Es muy simple: de las 300.000 muertes, si uno tiene que ver cómo muere la gente para ser donante, sólo 1.200 de esas 300.000 mueren bajo criterio neurológico. Y si te ponés en el sistema informático de la Argentina, el promedio de donantes por año en la Argentina está entre 600 y 800. Me dirán perdés 400: esos 400 que se pierden son porque tienen patologías y los órganos no son viables. Fueron donantes, se hizo el diagnóstico de muerte, pero los órganos fueron viables. Así que es un disparate lo que dijeron. La Argentina tiene una historia, tiene una tradición enorme en el mundo, y tiene un respeto en el mundo con respecto a la transparencia y a la ética en cuanto a los trasplantes de órganos... No solamente ganamos mundiales de fútbol, a veces ganamos mundiales de este tipo, ¿no? Que no salen en ningún lado seguramente».

«Lo que tuvimos que hacer (después de estas declaraciones) es contener a las familias. Porque generó tanta sospecha que las familias estaban preocupadas de qué podía pasar», añadió.

 

«Hay una lógica fundamental que tiene que ver con los consumos problemáticos y es el rol del Estado en la prevención, la concientización y la posibilidad, en todo caso, de la regulación al acceso a salud si es necesario»

Cottone, en tanto, se refirió al rol del Estado en la salud mental: «Hoy está en el foco hablar de salud mental y además de consumos problemáticos, dos cuestiones que se pusieron en juego en esta nueva propuesta. Por un lado, con los consumos problemáticos, donde se postuló que cada uno consuma lo que quiera y si se quiere matar, que sea una decisión individual, sin poder ubicar que justamente el consumo es problemático, que es una relación compleja con los objetos de consumo y que además nos tenemos que hacer responsables como sociedad de lo que producimos en ese lazo social que hace que un sujeto tenga o no acceso a determinados consumos y por qué se le problematiza ese consumo. Hay una lógica fundamental que tiene que ver con los consumos problemáticos y es el rol del Estado en la prevención, la concientización y la posibilidad, en todo caso, de la regulación al acceso a salud si es necesario«. Y por otro lado, la profesional abordó la ley de Salud Mental, «que es una ley construida por todos los organismos sociales, por las instituciones estatales, pero además con una larga tradición. La posibilidad de haber generado la ley de salud mental nacional que tenemos actualmente es un logro que vino gestado desde la vuelta de la democracia, que ubicó a la salud mental y el consumo problemático dentro de la salud justamente, sacándolo del área de la peligrosidad, de la estigmatización, igual que la locura».

«Salud mental -entendió- es reconocer cuando algo se dañó, cuando no hay un acceso a un derecho social, cuando no se tiene vivienda, cuando no se tiene agua, que eso inevitablemente está teniendo una consecuencia en la estabilidad psíquica, en la posibilidad de que alguien tenga un padecimiento. Y otra cosa también, porque lo hemos visto en la pandemia, un punto fundamental es el modelo farmacológico que se está imponiendo, que es profundamente demarcado. El proceso de una respuesta sólo psicofarmacológica, que a veces es necesaria, pero no es la única, lo que hace es que se estén produciendo fuertemente procesos donde el malestar cotidiano de la población se lea como un proceso patológico. No estamos pensando en procesos donde sea de cuidado: acá se llega directamente a aquello donde es malestar, enfermedad y se medicaliza«.

Finalmente, Lerman entendió que «se ha generado todo un halo bastante feo, bastante contradictorio sobre las personas que están en este momento trabajando en un país para generar soberanía en nuestro país. Nadie mejor que las personas que están investigando, que están llevando a cabo investigaciones científicas para engrandecer un país, para mejorar, por supuesto, la capacidad de resolver problemas que son comunes de todos los días… Y si vemos la historia, ya viene de la revolución industrial, ya viene de las primeras expediciones monárquicas que pusieron el foco en la salud para poder llegar a las poblaciones. Yo pongo atención muy fuerte en la investigación, así que estamos muy preocupados».

Y como docente, también se refirió a educación y Estado, «porque en realidad van de la mano. Los tentáculos de la educación pública y sobre todo universitaria, y sobre todo en la ciencia de la salud, van mucho más allá de un aula: salen para los trabajos extensionistas, van a inundar los barrios que más lo necesitan, llegan a los hospitales y a los centros de salud. Es decir, hay un trabajo, un conjunto de una serie de actores y actrices de la salud que salen del aula, que son redes que se forman entre la gente que más lo necesita y que a su vez nutren a los lugares para que la gente siga aprendiendo».

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