
»Cada día con un perro, es una lección sobre cómo vivir el momento»

HOY, una nueva historia de uno de los tantos animales que pueblan el refugio de Reserva Canina. Nuestra misión: encontrarles una familia y que reciban amor…
«Hola, soy Lucecita, la pequeña viejita del ponchito rosa.
No sé muy bien cómo empezar, pero quiero contarte un poquito de mi historia. Un día de lluvia me encontraron solita en la ruta… no sabía dónde estaba ni cómo había llegado ahí. Pesaba apenas 1,3 kg, no tenía fuerzas y respiraba con dificultad. No podía ver nada, sentía autos pasar rápido a mi lado, supongo que no me veían, y yo no sabía hacia dónde ir. Tenía muchos dolores, gusanitos caminando en mi panza y un montón de cosas feas más. Temblaba, claro que sí, porque tenía mucho miedo y frío.
Ese día, unos humanos con corazones gigantes me encontraron y me llevaron al veterinario. Tenía anemia importante, una herida en el paladar, tumores mamarios, un quiste en el útero, infección en mi ojito izquierdo, otitis en mi oído derecho, honguitos por todos lados, una bichera en mi patita derecha y unos dientecitos podridos que me hacían doler hasta el alma. Me operaron, me curaron, me dieron calorcito y amor. Gracias a ellos, hoy estoy sanita, ya no tengo tumores ni quistes, ni bichitos ni dolor.
Ahora peso 2,3 kg (¡sí, estoy más rellenita y fuerte!), y aunque sigo sin ver, puedo sentir el cariño con cada caricia.
Ahora sólo me falta una cosa: una casita tranquila, donde me quieran mucho, me hablen suavecito y me dejen dormir cerquita. No pido grandes cosas… sólo una familia que me vea con el corazón.
¿Me ayudás a encontrar a esa familia? Prometo dar todo el amor que tengo guardado.
Con patitas temblorosas y esperanza,»
Lucecita, la que aunque no ve, ilumina, tu futura compañerita