Animales sueltos en la vía pública: «La concientización que habíamos logrado, con la pandemia se perdió»
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«En Gálvez no estamos teniendo una gran problemática con la proliferación de animales con el hecho de que nazcan tanta cantidad, pero en lo que sí tenemos problemas es con la cantidad de animales sueltos en la vía pública… La pandemia nos hizo un gran daño en este sentido»… Así analizó María Fernanda Balbo, colaboradora de Reserva Canina Gálvez, la realidad actual con los perros en la calle.
Nany argumentó esta postura expresando que «todo lo que habíamos conseguido con cuestiones culturales de concientizar a la población respecto a que el animal es nuestra responsabilidad y tiene que estar puertas adentro, con esta cuestión de la pandemia se perdió… Hoy cualquiera que da vuelta por Gálvez lo alcanza a percibir, y todos los animales que hoy vemos en la calle tienen dueño, incluso quienes dicen que ‘el perro se me escapa y no lo puedo tener adentro’. Si no lo podés tener adentro, tenés que buscar la manera de que lo haga, o buscar la forma de reubicar ese animal con una familia que lo pueda tener adentro».
En este contexto subrayó que la Reserva Canina «no es una familia, es un refugio», y pidió que «dejen de llamarnos para reubicar animales, porque esos animales no son nuestra responsabilidad… La responsabilidad es de la persona que lo adoptó, que es la única que tiene que hacerse cargo de darlo en adopción, y hacer un seguimiento para que ese animal esté en buenas condiciones».
Y sobre el trabajo que se necesita para recuperar esa costumbre perdida, «hoy no estamos en condiciones de volver a hacerlo», se sinceró, y en este sentido fue clara: «La pandemia robó un 75 por ciento de las voluntarias que la Reserva tenía, quedamos muy pocos y no damos abasto para cumplir con el trabajo y además abordar la problemática de la concientización, la educación o cambios culturales. Desde lo personal, no tengo más tiempo para hacerlo, porque son tantas las otras cosas de las que hay que hacerse cargo como para también ir a las escuelas, no tengo capacidad física para agregarle eso».
Dio como ejemplo que el único domicilio vigente para el tránsito en caso de un animal accidentado «es mi casa. Antes teníamos muchos domicilios para la atención de un perro, incluso de la Reserva, que necesita un seguimiento y ahora sólo queda mi casa. Entonces, con una sola casa de tránsito para situaciones comprometidas, con casi nada de casas de tránsito para cachorros. Y la única solución para todo esto es la castración, la única es que dejen de nacer, porque lamentablemente las únicas adopciones que se están dando es a quienes le gusta el animal porque es cachorro y cuando crecen, ganan la calle».
Balbo sostuvo que es por eso que «estamos tan abocadas a las castraciones«. Los días de operación son los martes y jueves «en la veterinaria de Valeria Lomónaco, una o dos veces por semana en la de Lucía Oglietti, un sábado por medio en el playón del ferrocarril con la veterinaria Paola Mora y sábado intermedio con Lucila Beltramino», aclarando asimismo que estas operaciones son «a bajo costo o gratuitas si la gente no puede colaborar con nada. El tema del dinero no es un condicionamiento a la hora de la castración… Quien no puede colaborar con nada, la castración se hace en forma gratuita y lo hacemos con muchísimo gusto porque es para abordar la problemática de perros sueltos en la vía pública».
En tanto, también hizo referencia a un texto aparecido en las redes sociales sobre «perras que están en la vía pública y después aparecen castradas, es cierto que sucede. Hay una ordenanza que habilita a que toda perra en celo suelta en la vía pública puede ser retirada, castrada y luego se lleva a la Reserva. Si aparece el dueño y la quiere de vuelta, no hay ningún problema, pero no puede ser que te desaparezca una perra en celo, no te des cuenta y encima no la vayas a buscar, porque no sólo sufren esas perras en celo, sino que también sufren los otros animales por las peleas que se generan».
En estas cuestiones, aclaró, prima «nuestro corazón por los animales, y lo seguiremos haciendo… Toda perra que vea en celo en la vía pública, no la voy a dejar en la vía. La voy a levantar, la voy a llevar a la Reserva, esperaremos las 48 horas que corresponden para que aparezcan los propietarios, y luego la vamos a castrar».